Información cultural

El Silbo Gomero
El Silbo Gomero es un lenguaje único utilizado por los isleños durante siglos, que sirve para la comunicación a larga distancia entre un punto de la isla y otro; muy útil en una tierra surcada por grandes barrancos y enormes pendientes. Se cree que el silbo nace con los primeros habitantes de La Gomera, los aborígenes, y ya en el siglo XVI, tras la ocupación castellana de la isla, los gomeros adaptaron el silbo al idioma castellano. Debido al peligro de desaparición de este particular lenguaje a principios del siglo XXI, básicamente a causa de las mejoras de las comunicaciones y, especialmente, de la desaparición de actividades como el pastoreo en las que más se empleaba, el Gobierno Canario reguló su aprendizaje en la escuela y declaró el Silbo Gomero como patrimonio etnográfico de Canarias en 1999.
No se trata de una serie de códigos preestablecidos que sirven para expresar contenidos limitados, sino de un lenguaje articulado, reductor, no convencional, que permite intercambiar una gama ilimitada de mensajes al reproducir mediante silbidos las características sonoras de una lengua hablada.
El lenguaje silbado de La Gomera es una de las manifestaciones más originales y representativas del archipiélago canario y la tradición más viva que nos ha llegado del pasado prehispánico de estas islas. El Gobierno de Canarias ha elaborado una legislación concreta para salvaguardar y revitalizarlo. Estas leyes –únicas en el mundo en cuanto a protección del patrimonio oral e inmaterial– incluyen la enseñanza del lenguaje silbado de La Gomera en los planes de Educación Primaria y Secundaria Obligatoria de todos los colegios de la Isla. Esta innovadora medida ha logrado que se garantice la pervivencia del silbo entre las nuevas generaciones.
El Baile del Tambor
La isla de La Gomera tiene unas ricas y variadas tradiciones, muchas de ellas ancestrales. El Baile del Tambor es un canto y danza que se pierde en el tiempo, único en el mundo hispánico, por la arcaica combinación del canto de los romances con la danza de faldas enfrentadas, propia de la música y coreografía de las islas.
El baile consiste en una agitada danza al ritmo de tambores y chácaras (instrumentos de percusión huecos, generalmente de madera de moral que se atan a cada mano y producen sonidos muy peculiares), al tiempo que un coro repite una frase o “pie de romance”, después de cada intervención de un solista.
En cuanto al traje típico de La Gomera, el de la mujer está formado por una enagua blanca con pespunte de cinta roja en el viro, un faldón rojo y sobre éste una falda azul de lana con margaritas amarillas bordadas. En la parte superior, una blusa blanca, con un corpiño negro, así como otras prendas complementarias, como el pañuelo amarillo y el sombrero de penca con pespunte azul. Además, del uso de botas negras para el calzado. El orden de colocación de las prendas de la parte inferior del traje de la mujer puede variar, dependiendo de la zona de la isla de la que se trate. Para la vestimenta del hombre se utiliza: pantalón negro sobre que se extiende sobre el tobillo, blusa blanca, fajín rojo y para el calzado unas lonas con medias.
La Fiesta del Ramo
El Ramo es un armazón hecho con un tallo de caña dulce profusamente adornado con flores, frutas y dulces, que encabeza la procesión en honor a un santo. Se asocia, tradicionalmente, a una ofrenda a la tierra, mediante los productos que da la misma. El Ramo, para el que se consiguen frutas, flores y verduras sanas, exquisitas, es una evocación a la fertilidad, a la abundancia. El significado del Ramo contiene un mundo de tradiciones y ritos relacionados con la tierra y la comunidad. Es típico de las fiestas populares del pueblo de Arure, en el municipio de Valle Gran Rey.
La artesanía
Uno de los mayores exponentes de la artesanía gomera reside en el núcleo poblacional de El Cercado, donde aún permanece viva esta tradición que elabora herramientas y objetos de barro, a mano y sin torno. La cestería es otra de las muestras artesanales con las que cuenta la isla, así como el trabajo en los telares y el de la madera.
Pedro García Cabrera
Nacido en Vallehermoso, Pedro García Cabrera escuchó desde niño en su pueblo natal a su madre y a sus tías tocar la guitarra y cantar coplas tradicionales, lo que señaló una tendencia en su poesía hacia el neopopularismo. Se trasladó a los siete años a Sevilla, donde su padre, que había sido maestro, fue destinado. Sin embargo, dos años más tarde volvió a su isla natal, desde donde posteriormente marchara con su familia a Santa Cruz de Tenerife, donde estudiara bachillerato. En La Laguna estudió Magisterio, y en 1922 comenzó su actividad literaria con artículos en revistas y diarios locales.
Pedro García Cabrera, es una de las voces fundamentales de la poesía canaria de todos los tiempos. Su primer libro, Líquenes, apareció en 1928. García Cabrera figuró como cofundador de Cartones y Gaceta de Arte, dos de las principales revistas de la vanguardia canaria. Su texto Los senos de la tinta (1934) supone su incorporación al movimiento surrealista. Tras el golpe militar de 1936, García Cabrera fue detenido, encarcelado y enviado a África, pero su producción poética continuó creciendo y volvió a publicar a partir de los años cincuenta. En sus últimos libros su poesía opta decididamente por la denuncia social y la solidaridad. García Cabrera falleció en 1981 en Santa Cruz de Tenerife y fue convertido en un clásico de la literatura canaria.
Pedro Bethencourt Padilla
El poeta Pedro Bethencourt Padilla nació en Agulo, en el año 1894. Realizó estudios de Comercio en Tenerife, aunque los abandonaría para realizar el Bachillerato. Ya desde esta época acumuló diversos galardones en certámenes poéticos. Viajó a Madrid, a Francia, a Suiza, entre otros, y a La Habana. De vuelta a España escribe dos interesantes obras tituladas Salterio (1920), que presenta en los salones del Ateneo madrileño con ilustraciones de José Aguiar, y Vida plena (1934). Durante estos años comparte tertulias con otros literatos como Unamuno, Ortega y Gasset, o Ramón Gómez de la Serna. De nuevo en La Habana escribe su última obra La piedra viva. Además de poeta también era guitarrista, contribuyendo a la fundación de la Escuela de guitarra clásica de la Habana (Cuba). Murió en Madrid en el año 1985.
José Aguiar
José Aguiar García, célebre pintor de Agulo, nació en Vueltas de Santa Clara (Cuba), en 1895 aunque regresó un año más tarde a La Gomera y, tras cursar el bachillerato en La Laguna (Tenerife), se trasladó a Madrid en 1914 con el fin de estudiar Derecho, carrera que abandonó para iniciar su formación artística en 1916 en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Sin perder los lazos con Canarias, Madrid se convirtió en su lugar de residencia habitual desde 1924, salvo los paréntesis de sus numerosos viajes y del periodo sevillano, cuando en 1933 ganó la plaza de profesor de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla, estableciendo definitivamente su estudio en Pozuelo de Alarcón (Madrid) en 1947. Dentro de una figuración con ciertas irregularidades que lo vinculan a la tradición expresionista española, su obra, adherida al clasicismo formal, se suma a la pintura regionalista de signo nacional e institucional de posguerra. Junto al muralismo, del que fue gran maestro, cultivó también el paisaje y el retrato.
Antonio José Ruiz de Padrón
Nacido en San Sebastián de La Gomera en 1757, este sacerdote de ideas liberales fue uno de los personajes más ilustres que ha dado la Isla. De vida azarosa, viajó a La Habana, pero un golpe de mar a su barco lo llevó a Estados Unidos, donde conocería a Benjamin Franklin y George Washington. Pero fue sin duda su participación en las primeras Cortes de Cádiz de 1812 por lo que pasaría a la Historia y es que fue este gomero quien pronunció un discurso por el que quedaría para siempre abolido el Tribunal de la Inquisición.
Relación de bienes declarados de interés cultural en La Gomera